miércoles, 3 de abril de 2013

El agresor, el agredido y el mediador. La Guerra Fría Interminable.


El final de la 2ª Guerra Mundial supuso el inicio de un nuevo orden mundial, caracterizado por la división en dos bloques que representaban dos modelos sociales y económicos opuestos; el capitalismo y el comunismo.
La historiografía ha denominado a ese periodo “Guerra Fría”, y todos creímos haber asistido a su fin tras la desaparición de la URSS. Nada más lejos de la realidad.
El término Guerra Fría fue acuñado en EEUU mediante la publicación de un libro denominado del mismo modo, y cuyo autor era Walter Lippmann.
Dejando a un lado los debates historiográficos quiero llamar la atención sobre un hecho concreto. EEUU desarrolló toda una estrategia diplomática, informativa, militar y política destinada a debilitar al enemigo. Este patrón o forma de actuación no ha variado un ápice a pesar de que oficialmente ya no estamos en Guerra Fría desde los años 90 del pasado siglo. El enemigo ha cambiado, pero la forma de combatirle se repite como disco rayado, y sin que ello sirva para generar una mínima reflexión sobre las verdaderas razones de dichas estrategias.
Nadie puso en duda las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, y nadie pone en duda las presuntas bombas nucleares de Irán y sus pruebas. Nadie se “rasga” las vestiduras al observar que el segundo país que posee mayor número de ojivas nucleares, EEUU, se erija en defensor a ultranza del Tratado de No Proliferación, y aunque los datos de 2012 revelan que dicho país posee 8000 cabezas activas nucleares, no tiene ningún problema en exhortar a otros a que paren sus programas de enriquecimiento de uranio, como sucede con Irán, país que, por cierto, no cuenta con ojivas nucleares. O sus programas militares, como sucede con Corea del Norte, país que, de acuerdo a los datos del año 2012, tiene tan solo 10 cabezas nucleares.
Y es que a la política exterior de la potencia Norte Americana le pasa como al pescado cuando se mantiene por demasiado tiempo sin consumir, huele. Del mismo modo en que Hollywood se empeña en prolongar las películas haciendo interminables entregas, acuérdense de Rocky. La administración tocante en cada época nos sorprende con un nuevo capítulo de su Guerra Fría Interminable.
Y encienden su maquinaria la cual comienza con la manipulación mediática del hecho. Convierten al agresor en mediador, al agredido en agresor y al aliado en agredido.
La prensa se hace eco de las pruebas militares de Corea del Norte y de las amenazas dirigidas a  Corea del Sur y EEUU, pero nada dicen de las pruebas que Corea del Sur y EEUU llevan poniendo en práctica allí desde hace años, y que son la verdadera causa de que se haya llegado a este punto de confrontación con Corea del Norte. Pues lo que buscan es desencadenar el conflicto que permita la intervención de EEUU y el control de toda Corea.
En el año 2010  fue hundido un buque de Guerra surcoreano, el Cheonan. Corea del Sur culpó a su vecino del Norte, quien lo negó en rotundo. En ese mismo año se hizo una investigación sobre el suceso dirigida por EEUU y otros aliados suyos y emitieron un informe oficial que culpaba a Corea del Norte. Decían que el ataque era una respuesta a unas importantes operaciones militares que el buque hacía en aguas fronterizas. En realidad nunca se pudo probar tal hecho, pero sirvió para incrementar la tensión en la zona.
El 10 de Marzo de este año la prensa se hizo eco del lanzamiento conjunto entre Corea del Sur y EEUU de nuevas pruebas militares, a las que denominaron Key Resolve. Además existe un proyecto conjunto para la recuperación del control de operaciones de guerra de Washington a finales del 2015.
Las provocaciones han dado su fruto y Corea del Norte ha proclamado el estado de guerra por su parte.
La opinión pública de este lado, influenciada por la literatura periodística occidental que emite informaciones de dudosa veracidad, como que el presidente de Corea del Norte se preocupa en exceso de los peinados de los norcoreanos, no hace mucho decían que había prohibido que se peinaran como él, cuestiona la cordura del mencionado dirigente.
Aparece como un loco iluminado deseoso de dar al botón nuclear, mientras que un país tan “antibelicista” como EEUU cuya historia refleja “lo poco que gusta a éste país la guerra” pide calma a Corea del Norte y vuelve a exhortar a que abandone el programa nuclear y las prácticas militares que ellos mismos tienen intención de prolongar hasta 2015.
Tener 8000 ojivas nucleares no supone un peligro para la humanidad, tener 10 sí. Pasear un buque de guerra por las aguas fronterizas de un país no es una provocación sino una maniobra de vigilancia, pero contestar pidiendo que paren inmediatamente de agredir su soberanía o  de hacer pruebas militares en el límite de su territorio o de interferir en sus políticas internas es una gran agresión.
Y así continuamos en el mundo al revés donde los agresores son premios nobel de la paz.

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