jueves, 30 de agosto de 2012

La Corrala Utopía: El ensayo de un nuevo mundo.

Escribo esta entrada tras haber visitado, ayer por la tarde, por primera vez, el edificio ocupado en la Avenida de Las Juventudes Musicales, justo en la Glorieta de San Lázaro, y que ha sido autodenominado por sus ocupantes; La Corrala Utopía.



El pasado mes de Mayo, durante las actividades convocadas por el 12M15M en la ciudad de Sevilla, un grupo de vecinas del barrio de La Macarena, con el apoyo de los miembros de la Comisión de Vivienda del 15m Sevilla, llevaron a cabo la  primera gran acción que se ha ejecutado hasta ahora por los activistas del 15m, y que, bajo mi punto de vista, de salir bien, podría crear importantes precedentes.

El bloque salta a la vista por su estética actual. De los balcones cuelgan sábanas convertidas en carteles de denuncia de una de las más abominables agresiones que estamos sufriendo en estos tiempos de sin razón; la negación de un derecho fundamental, el derecho a una vivienda digna.
Junto a ellas, cuerdas, de donde penden botellas de agua vacías, en alusión a la negativa del ayuntamiento de la ciudad de darles agua.


Nunca nos hubiéramos imaginado que, en este afán por patrimonializar el suelo, se haya llegado al punto de negar al ser humano el derecho al hábitat.

El compañero, con el que habíamos contactado previamente, bajó a atendernos, entramos por uno de los portales, y en el zaguán nos mostró un panel en la pared donde había expuesto un folio con normas de convivencia y organización.

Los vecinos del bloque, o los ocupas con "c", como les llama algún medio de comunicación, se reparten las tareas, las cuales son rotativas.
La manutención es colectiva, lo que hay dentro es resultado del trabajo de todos, y es de todos y de nadie. Subimos las angostas escaleras, hasta el piso que ocupa nuestro anfitrión. Por el camino exclamaba con ironía: ¡Este es el edificio de lujo ocupado!
Esto es porque la prensa anunció que habían ocupado un edificio de lujo con piscina.
Le preguntamos en que precio estuvieron tasados para la venta y nos contestó que en unos 300.000 Euros.
Una barbaridad, teniendo cuenta el resultado de la obra y el lugar donde se encuentra, justo frente a la rotonda de San Lázaro, en una de las avenidas de más tráfico de Sevilla, con una zona económicamente deprimida en el entorno. El piso, de pocos metros, cuenta con una amplia ventana en el salón, que no aisla del ruido. Comentaba el compañero que hace calor allí.

Subimos a la azotea, justo en el momento que un canal francés hacía un reportaje para la televisión de éste país. Nos mostró la piscina a la que se refieren los medios. Una pequeña alberca que indica que solo caben 12 personas, con unas parcas instalaciones para vestuario. Se supone que esa es la zona de lujo del bloque. Me río al  pensar en un comprador imaginario, que se gasta 300.000 Euros en un piso bastante pequeño, donde tendría que haber hecho una importante inversión en climatización ya que el calor es sofocante dentro, y que le hubieran dicho, tiene una piscina en la azotea. ¡Y la cara que se le hubiera quedado!

Este bloque pasó sin pena ni gloria, pero es una prueba viviente de la aberración urbanística que hemos vivido en España, y que seguimos viviendo, pues el actual gobierno pretende seguir usando la construcción como motor de impulso.
No bastó el error y horror de José María Aznar al cambiar la Ley del Suelo, "flexibilizando" su uso por las inmobiliarias, y el cambio en las leyes hipotecarias, que permitieron a los bancos conceder hipotecas sub prime, cuando ya en el año 1998 la crisis comenzaba en EEUU, debida al mismo motivo, la burbuja inmobiliaria, y fueron aplicadas en España las mismas leyes que llevaban a la ruina a miles de estado unidenses.
No fue suficiente la ineptitud del siguiente gobierno, el de José Luis Zapatero, al continuar con la misma política de crecimiento mediante el "ladrillo", cuando ya las alarmas se disparaban en España.
Ahora dan un paso más, y tras dejar al pueblo sin recursos para el pago de una deuda contraída por la banca en sus operaciones virtuales de las finanzas, el gobierno de Rajoy, vuelve a dar una vuelta de tuerca con el anteproyecto de la Ley de medidas para flexibilizar el alquiler, que permite agilizar los desahucios en los alquileres, y amplía las posibilidades de las sociedades de inversión de especular con los alquileres.

Política a parte, volvemos a los asuntos humanos, La Corrala Utopía.

En el día de ayer tenían sesión de cine de verano. Mientras ayudábamos en las tareas de organización de la actividad, cargando latas de refresco y de cervezas nos enseñó la "alacena", habilitada en los vestuarios de la "lujosa" piscina, con un frigorífico que ha sido regalado a La Corrala por "Primavera Andaluza"; un grupo de intelectuales y políticos de diversas tendencias que buscan generar un bloque de defensa de nuestros intereses.

No hay luz, por lo que cuando comienza a anochecer hay que llevar linternas para trasladarse por el bloque.

"La vida en comunidad es difícil pero muy enriquecedora" Comenta nuestro anfitrión. "Aquí la mayoría de la gente, antes (de quedarse sin vivienda) vivía en su propio piso, no estaban acostumbrados a compartir, eso es lo más complicado"

La mayoría es gente que se quedó sin trabajo y fue desahuciada de sus viviendas en propiedad o en alquiler.
Me encontré con Manoli, a quien había visto por primera vez en los vídeos de presentación de La Corrala. Hablé un rato con ella, había estado atendiendo a medios de comunicación. Se la ve cansada, con el semblante alegre por que está luchando, y tal vez, triste porque la situación es dura.
Manoli se quedó en el paro, tras haber trabajado toda su vida como limpiadora. No pudo pagar su hipoteca, a pesar de que en el intento perdió hasta el plan de pensiones.


"Los vecinos del barrio han respondido bien" Me dice otra vecina.  "Al principio se acercaban y preguntaban, muchos colaboran. Las cafeterías nos traen algunas cosas"

El cine de verano ha sido habilitado en la entrada de un garaje cuya parte superior queda al aire. La pared hace de pantalla, el proyector y el generador les ha sido prestado.
Se respiraba un clima de cooperación y solidaridad que emocionaba. Acostumbrada a las comunidades de propietarios donde no se coopera ni para lo más mínimo, pensé que el ser humano es solidario en ausencia de la propiedad.

Recordé cuando era pequeña, en ese bloque de vecinos de Parque Alcosa, donde los vecinos estaban a "dos velas" y todo lo que tenían se compartía.

La ocupación de La Corrala Utopía no es solo interesante por la reivindicación que se hace del derecho a la vivienda; tan solo se pide que se exija a los bancos que han sido rescatados con nuestro dinero que pongan el parque de viviendas en alquiler social, a un precio que puedan pagar todas las personas, de acuerdo a su salario. Sino por el proyecto de convivencia que se está llevando a la práctica en el bloque. El aprendizaje del apoyo mutuo y de la solidaridad intervecinal, es el aprendizaje del mundo nuevo que debemos construir, sin intereses particulares.

NI GENTE SIN CASA, NI CASAS SIN GENTE

En La Corrala no hay casas vacías desde Mayo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Nosotros somos el sistema, nosotros somos la revolución

Nuestro mundo se desmorona, se nos rompe en pedacitos.

Indignados, cabreados, abatidos y confusos  acudimos a los filósofos actuales buscando referentes. Necesitamos que alguien nos cuente de qué forma podemos volver a recuperar la esperanza de progreso que un día tuvimos.
Ellos hacen lo que pueden, y reflexionan sobre sus propias teorías, basadas en la tradición ilustrada europea.
Las recetas  para salir de la crisis propuestas en los foros de debate suponen la reivindicación del mal trecho Estado del Bien Estar.

¿Es eso lo que necesitamos?

Europa no está unida, pese a llamarse Unión Europea.
Todo ha sido un burdo engaño diseñado desde los laboratorios de los dueños del capital, los que desde el S.XVIII comenzaron a progresar a costa de otros. El oro, la plata, los minerales, los frutos de la tierra robados a América, Asia y África dieron la riqueza a unos pocos capitalistas y ofrecieron al resto un espejismo de desarrollo.
El capitalismo era muy bueno, porque generaba riqueza, y con la riqueza el Estado tiene ingresos, y tenemos bien estar.
Nuestras carreteras, nuestros sistemas de calefacción, nuestros coches, nuestra ropa, nuestros tintes para el pelo, el plástico, los chicles chew, las latas de conserva... todo lo que daba sentido a la vida de un joven occidental era posible gracias a la explotación sufrida por millones de personas en el mundo llamado subdesarrollado en nuestros libros de Ciencias Sociales, cuando deberían llamarlo Mundo Colonizado.
Nosotros éramos felices al son de Madonna y  Rolling Stone; teníamos discos de vinilo y luego CDs y Ipods
¿De donde saldrá la materia prima para su fabricación? ¿Cuanto le pagarán a esos obreros, tendrán ellos bien estar? Nunca nos importó un pimiento.

Pero mientras la soga no llega al cuello, a nadie le amarga un dulce, y en esa Unión desunida de Europa, la soga empieza a tirar... algunos comenzamos a ahogarnos y otros tardarán más.
Y ahora nos damos cuenta de que algo no va bien, y lo llamamos crisis, o estafa, los más avispados. Buscamos en los banqueros el máximo culpable... ¡y bueno! ellos son los dueños del capital, pero nosotros somos el capital.

¡Y nosotros qué!

Queremos volver a revivir el pasado y que todo vuelva a ser como antes de despertarnos de nuestro plácido sueño tornado pesadilla.

Pero el bien estar nunca ha existido. Fue un invento, como Superman.

No se trata de revivir un falso pasado, sino de construir el futuro basado en una idea muy distinta a la del progreso.
 Cada pueblo debe ser soberano en sus decisiones y en su relación con los recursos que le rodean.
El nuevo mundo y el nuevo hombre debe tener como principio básico la solidaridad y la empatía.
No podemos comernos el arroz del vecino, ni llenar nuestros coches con gas oil de las refinerías de empresas multinacionales que roban el crudo con guerras o sucios juegos de diplomacia a otros países, como a Libia, o como lo hicieron en Venezuela, hasta que llegó Chávez y mandó parar.
 El trabajo tiene un valor y debe ser retribuido de igual forma en cada rincón del planeta. No vale que pidas el bien estar para Europa, mientras vestimos prendas cosidas con mano de obra esclava o semi esclava en África.

Ese es el único cambio que nos vale. Ese es el hombre nuevo. Cambiar nuestra forma de vivir.







miércoles, 22 de agosto de 2012

Esclavos, siervos y asalariados.


La esclavitud es un estado social que se deriva del dominio que un individuo ejerce sobre otro al que trata como una mercancía o propiedad. El esclavo es el dominado.



El origen del término es la palabra latina "sclavus" que a su vez deriva de una palabra de origen eslavo "sloveninu" o "slovo".
En la Edad Media comenzaron a usar este nombre para denominar a los esclavos procedentes de la parte oriental de Europa. Se usaba el término "eslavo" de forma genérica.

Si buscamos en el diccionario el significado de esclavo podemos leer lo siguiente:

1. Dicho de una persona que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra.
2. Sometido rigurosa o fuertemente a un deber, placer, pasión o afecto.
3. Rendido, obediente, enamorado.
4. Persona alistada a una cofradía de esclavitud.

De ello  extraemos una conclusión.
Existen tres tipos de esclavos; aquellos que son esclavos por obligación, aquellos que son esclavos por devoción, y los que, siendo esclavos por obligación, terminan aceptando y asumiendo su condición, hasta el punto de sentir devoción por su dueño.
La esclavitud devota es endógena y la obligada exógena (ejercida mediante el aparato legal del poder)

TIPOS DE ESCLAVITUD.


La historiografía marxista denominó a la sociedad de la antigüedad "Sociedad Esclavista", pues su modelo económico se asentaba sobre la base de este modo de producción.
La mayor parte de las actividades económicas usaban la mano de obra esclava. Los romanos denominaban al esclavo "servi" y al dueño "domini".

La vía habitual para la adquisición de esclavos era el comercio. Había redes de comercio de esclavos tanto en Europa Oriental y Asia como en África.
Estos esclavos habían llegado a dicha condición a través de las guerras de conquista del imperio. 
Las contiendas eran seguidas de levas humanas en forma de botín. Posteriormente eran destinados al comercio de esclavos que fue muy rentable durante toda la antigüedad, el medievo y la modernidad, justo hasta la aparición del capitalismo liberal.

Eran destinados a funciones concretas de acuerdo a su origen y características físicas. Los blancos, procedentes de Europa del Este, en su mayoría, eran utilizados como esclavos domésticos y palatinos. En algunas ocasiones el origen "exótico" del esclavo era motivo de prestigio para sus dueños; cuanto más cultos o hábiles, más apreciados eran los esclavos domésticos. Podían ser destinados, también, a usos lúdicos; arte, sexo, etc...
Los esclavos procedentes de África solían usarse para trabajos físicos; el campo, la construcción, competiciones deportivas, etc. Esto se explica porque físicamente eran más fuertes.
Esta división del trabajo generó clases sociales entre los propios esclavos, pues, generalmente, los esclavos domésticos tenían una mejor calidad de vida que los esclavos obreros.



La esclavitud, si se ha caracterizado por algo, es por su capacidad de mutación y transformación en situaciones análogas, pero consideradas jurídicamente distintas.



Así, en la Edad Media observamos como el proceso de concentración de la tierra en manos de los señores, debido a la crisis económica que atravesaba el Imperio y su degradación, llevó a muchos medianos y pequeños propietarios a tener que entregar sus tierras a éstos, buscando su protección; que solía ser económica y militar.
De este modo nació la figura del siervo. El siervo tenía una situación muy parecida al esclavo, solo que jurídicamente era considerado un hombre libre, por lo que no podía ser vendido, ni expulsado de su tierra. Tenía derecho a una parte de la cosecha que  produjera y la obligación de entregar el resto al Señor y trabajar en sus tierras personales (la reserva).
Se puede decir que el siervo había llegado a esta situación de forma "voluntaria", o mejor dicho, "obligado" por una circunstancia económica, pero no directamente por su "dominador" (por ser su prisionero).
Esto implica que, necesariamente, su relación con el Señor fuera distinta, ya que aquí sí aparece el elemento "emotivo" en forma de  sentimiento de culpa.
El Señor estaba "ofreciendo ayuda" al siervo. El "siervo" estaba en "deuda" con el Señor.
Los Señores Feudales y Jurisdiccionales llegaron a concentrar un gran porcentaje de poder, tanto, que constituían pequeños reinos en sus feudos. No en vano el Rey era "Primus inter pares" (Primero entre iguales). Esto se deriva de la proliferación del latifundio desde finales del S.III d C en adelante (durante la crisis del Imperio Romano).
La economía anterior a la industrialización del S.XVIII era principalmente rural, es decir, las actividades económicas fundamentales eran las agropecuarias, por ello, la posesión de la tierra otorgaba poder económico.
Las guerras de conquista y las guerras santas trajeron otro tipo de servidumbre obligada, ya que lo habitual era que los caballeros y nobles recibieran como pago por sus gestas "regalos" y concesiones en forma de tierras, con todos sus habitantes incluidos (los feudos).
En España tenemos el ejemplo de la institución de la "encomienda", que ligaba económicamente a los habitantes del feudo, concedido en forma de premio al noble.
Durante la guerra de la conquista de los territorios de Al Andalus se aplicó esta organización, incrementándose el latifundio.
La conquista de Andalucía tuvo unas características muy similares a la conquista de los territorios de América, donde los nativos pasaron a estar encomendados a los nobles que corrían el riesgo (físico y económico) de anexionar nuevos territorios a la corona.
Aunque en teoría el encomendado no podía ser separado de la tierra, en la práctica se dieron tratos similares a los de la esclavitud, sobre todo en América, donde las leyes eran interpretadas "a su forma" por los "reyezuelos" recién llegados.

Se dieron multitudinarias levas de indígenas en dirección a las minas, donde el trabajo en condiciones infrahumanas acabó con la vida de cientos y cientos de ellos.
Se hacía a través del sistema denominado mita. Eran unas cuotas laborales que debía cumplir la población indígena adscrita a los territorios. La asignación la hacía un corregidor mediante el sistema de sorteo. De esta forma, muchos indígenas fueron obligados a prestar serviciosen las minas de oro, plata, estaño y cobre.
La corona se beneficiaba de este sistema mediante el cobro de impuestos al propietario, quien deducía la cantidad destinada a los tributos del "salario" de los indígenas.
Aunque la duración de la mita se estimaba en 10 meses, lo habitual era que muchos de ellos perecieran y no volviesen jamás a sus lugares de orígenes. Las minas eran un manantial de riqueza para los colonizadores; propietarios de las minas y la propia Corona, así como, para los acreedores europeos (los prestamistas), y un auténtico campo de trabajo y concentración para los indígenas, llegados de casi todas partes de los territorios que iban siendo anexionados. A ellas iban a morir.
Hay fuentes que hablan de la llegada de indios de norte América a las minas de la península del Yukatan, tras la anexión de sus territorios y venta.

 La población nativa de América se fue diezmando paulatinamente,  por lo que los  propietarios de los latifundios y minas tuvieron que "invertir" en nuevos recursos humanos llegados a través de las redes del comercio de esclavos.

Estas redes no estaban controladas por la corona Castellana, se encontraban en manos de compañías europeas, procedentes de Italia (Genoveses), Francia, Inglaterra, Alemania y Portugal.  Este comercio estaba destinado, esencialmente, a surtir las nuevas plantaciones de América Española y Europea (colonizadas por Europeos).
La corona castellana se limitaba a conceder permisos o asientos, a través de la Casa de la Contratación, en Sevilla.



El incipiente capitalismo europeo hizo de acreedor de la nobleza castellana y portuguesa. El oro extraído de las minas americanas iba, directamente, destinado al pago de las deudas contraídas con dichos acreedores o prestamistas (los primeros banqueros).
La banca europea estaba en manos de genoveses, alemanes, británicos, franceses y holandeses. El origen son los prestamistas; burguesía comerciante adinerada cuando comenzó a desarrollarse el capitalismo mercantilista.

Uno de los principales cambios introducidos por el sistema de explotación capitalista fue el trabajo asalariado.

Se han dado muchos debates acerca de la introducción del trabajo asalariado como sustitutivo de la mano de obra esclava o servil.

Entre los siglos XVII y XVIII los tres modos de sometimiento convivieron y se confundieron entre sí, pues si bien, desde el punto de vista legal no eran considerados iguales, desde el punto de vista humano y social, no suponía un cambio sustancial en el modo de vida o sistema de trabajo.

Hay algunos autores que consideran que la abolición de la esclavitud en los países de tradición liberal tuvo una causa más económica que humanitaria.
Se han realizado diversos estudios sobre la rentabilidad que el trabajo asalariado le proporcionó a los propietarios.
El hecho es que a finales del S.XVIII comenzaron a desarrollarse las corrientes abolicionistas de la esclavitud. La corriente ideológica procedía del sector más progresista del liberalismo.

Existen estudios que comparan los costes por mano de obra esclava y asalariada.
La mano de obra esclava suponía invertir en su compra. Hay que pensar que en el precio se valorase la dificultad para su adquisición; los eslavos ya no llegaban procedentes del botín de una guerra, sino que eran "mafias" expertas en la "caza" de personas.
El traslado desde África a América, en barcos, el costo del transporte, más el beneficio obtenido por el mercader de esclavos.
A esto habría que sumar la manutención y el hospedaje. El esclavo vivía en la propiedad. Por poco que se invirtiese, el propietario tenía que disponer de espacios para "alojar" a los eslavos. Por precarios que fuesen, eran un gasto añadido. A esto se suman los gastos por salud. El esclavo era un medio de producción, por lo que su propietario tenía que velar para que este siempre estuviera "apto" para el trabajo. Aunque las crónicas nos hablan de malos tratos, situaciones inhumanas, lugares insalubres donde habitar, y mala alimentación.

Esta situación era diversa, y podía variar según el propietario. Muchos esclavos nacían en las propias plantaciones y eran educados desde la infancia. El esclavo llegaba a ser una parte más de la unidad familiar, al servicio de la familia.
El trabajador asalariado está vinculado al propietario por un contrato. El contrato, a cambio de un salario, liberaba al propietario de ciertas cargas económicas (la manutención, el hospedaje, la sanidad).

Si bien, dentro del movimiento abolicionista hubo una ideología solidaria fundamentada en la igualdad de los derechos del hombre, y que desde el S.XVI algunos humanistas y religiosos venían denunciando la situación a la que se sometía a algunas personas, que eran tratadas cual bestias, no hay que dejar de lado estas teorías que apuntan hacia el interés económico.
Otra causa que se apunta para la introducción del trabajo asalariado es el desarrollo de la sociedad del consumo. El asalariado era un potencial consumidor.

Yo diría que todas las formas de explotación y dominación han seguido vigentes, mutando, trasnformándose y pervivendo a través del tiempo.

El trabajo asalariado trajo consigo una nueva situación en la relación entre el dominador y el dominado. El asalariado debía gratitud al contratador, es una situación muy similar a la del siervo del Bajo Imperio Romano.

 A finales del S.XVIII muchos esclavos liberados, que habían soñado con ser libres, buscan con anhelo la forma de emanciparse realmente. Esto es no depender de nadie.
Este proceso en Europa se vivió con los siervos, quienes pasaron a ser mano de obra asalariada para la incipiente Revolución Industrial.
Tanto el esclavo como el siervo consideraban que la propia manutención era básica para ser realmente libres, y esta idea, convertida en deseo, les llevaría a entrar en un tipo de dependencia distinta.

En el S.XVIII se abolieron las propiedades comunales, que permitían a los vecinos de una localidad poder acceder a ciertos recursos que pertenecían jurídicamente a la comunidad.
Esto fue "vendido" como algo positivo para sacar rentabilidad a las tierras. Entró dentro de lo que conocemos como proceso de desamortización.
La burguesía adinerada "publicitó" este proceso como algo necesario, porque las tierras en manos de nobles y eclesiásticos no estaban siendo trabajadas como era debido, y por lo tanto, no daban beneficios. Sin embargo, la desamortización afectó a todas las tierras, las comunales también.
Esta tierras, subastadas, fueron adquiridas por los más ricos, tanto burgueses como nobles.
Los campesinos pobres se vieron perjudicados por esta medida ya que las tierras comunales eran un desahogo para muchas familias, donde podían cultivar, acceder al agua de los pozos, etc...
Una forma de sobrevivir económicamente fue ponerse al servicio de los nuevos centros económicos industriales. En un principio las familias aceptaban encargos caseros que luego eran entregados al propietario una vez "transformados", pero la acumulación de capital permitió la apertura de los polos industriales urbanos. Así comenzó la masiva corriente migratoria del campo a la ciudad. Nacieron los gérmenes de los barrios obreros, zonas paupérrimas donde se concentraba esa mano de obra asalariada, estaban normalmente, cerca de las fábricas.


Los salarios eran muy bajos y el régimen de trabajo solía ser muy duro, con horarios de hasta 10 y 11 horas. Familias enteras desde los padres hasta los hijos servían de mano de obra en estos centros industriales, y las condiciones eran denigrantes. El salario no daba para vivir dignamente, ahora que la manutención debía hacerse por cuenta propia.



En estos barrios la gente vivía en barracones insalubres, sucios, donde corrían las enfermedades y la mala vida.

El resultado fue que el obrero, ahora convertido en asalariado, seguía dependiendo del patrón para poder sobrevivir, pues si quería obtener el salario necesario para su propia manutención le debía obediencia a éste.